sábado, 4 de julio de 2020

DÁNDOLE LA VUELTA AL MUNDO. Domingo Ordinario XIV


05/07/2020
Dándole la vuelta al mundo
Domingo XIV T.O.                               Si quieres ver las lecturas pincha aquí
Zac 9, 9-10
Sal 144, 1-2. 8-11. 13cd-14
Rm 8, 9. 11-13
Mt 11, 25-30
Efraím fue el hijo menor de José. El mayor fue Manasés. Estos dos nietos de Jacob pasaron a ser hijos suyos pues él mismo los bendijo como tales y terminaron sustituyendo a su tío Leví y a su propio padre en el listado de las doce tribus. Efraím era, pues, parte del pueblo de Israel; no era ningún enemigo peligroso. Y sin embargo este rey humilde que llega montado en un asno destruirá sus carros y eliminará también los caballos de Jerusalén. Y no contento con eso acabará con los arcos de los guerreros… Este rey que llega diciendo ser manso va a terminar con el producto de la alianza guerrera de las tribus: ni caballos, ni carros, ni arcos. El resultado será, en la mentalidad profética, un giro completo a la manera de comprender esa alianza y al modelo de sociedad, de reino y de país resultante. Así pretende instaurar la paz de un confín del mundo al otro. Esto no hay quien lo entienda.
El modo habitual de proceder con el que el rey dócil se ha propuesto terminar produce un modelo de desarrollo cuyo fruto residual es un gran número de gente que termina olvidada en las cunetas, abandonada por completo a su suerte. Entre todos esos abandonados existen los que, como el rey, son mansos y humildes. Ellos son los pequeños, los sencillos que encontrarán lógica en esta acción porque han comprendido que el método habitual de construcción no es bueno ni sostenible ya que por óptimos que sean sus resultados produce una gran cantidad de miseria. Y están decididos a no hacer lo mismo aunque pudieran.
Jesús dice que él acoge a todos aquellos que están cansados y agobiados; que a todos ellos les aliviará de su carga. No es que él esté planteando una vida fácil para nadie. Lo que sí ofrece es una vida respetuosa y acorde con la dignidad de cada uno. Humilde, como el rey llegado a lomos del asno, es quien se reconoce verdaderamente, sin añadir ni quitar nada a su dignidad de hijo de Dios, sin alimentar imágenes desproporcionadas ni restarse valor; quien no pretende pasar por encima de nadie ni alberga intenciones ocultas frente a los demás; quien respeta a todos por ser imagen viva de Dios y compartir con ellos el mismo centro que los hermana y transforma en un sólo pueblo. Esto ya es difícil en una vida normal, pero mantenerse humilde en el sufrimiento lo es mucho más. Es no negarse ni su dignidad ni el valor que le es propio ni negársela tampoco a los opresores sin por eso dejar de exigirles aquello que es justo y querido por Dios; es no conformarse con lo que hay y buscar siempre una salida digna para todos. Ellos, los que han sufrido el peso de yugos impuestos por otros comprenden que ni el poder ni el de la autoafirmación excluyente llevarán a nada bueno.
Por todos ellos da gracias Jesús al Padre, porque él les ha revelado el rostro verdadero de Dios y lo han conocido al aceptarle y creer en él; porque le están dando la vuelta al mundo renunciando al impulso de la carne que les llevaría a imponerse por encima de todos y seguir en la dinámica de los carros y los arcos y, por el contrario, viviendo según el Espíritu están dando al traste con ese orden antiguo. Así proclaman la gloria del reinado de Dios construyendo una realidad diferente según la aprenden del Hijo, el revelador del Padre que les introduce a todos en ese amor filial según van aceptando su yugo llevadero y su carga liviana. 

Dándole la vuelta al mundo

1 comentario:

  1. Salvación que no cesa, vertida nos ad*vierte...
    Abriendo camino, dilatando la mirada

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