sábado, 23 de enero de 2021

IGUAL PERO DIFERENTE. Domingo III Ordinario.

24/01/2021

Igual pero diferente.

Domingo III T.O.

Jon 3, 1-5. 10

Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9

1 Cor 7, 29-31

Mc 1,4-20

Si quieres ver las lecturas pincha aquí 

Los corintios estaban convencidos de que el mundo conocido llegaba a su fin. Se avecinaba la transformación definitiva y nada podría ser igual a partir de ese momento. Existen ciertamente acontecimientos que marcan un antes y un después. Para los ninivitas fue el anuncio de Jonás que, tras sus peripecias, consiguió que los habitantes de la ciudad le escucharan y se salvaran del desastre. También para Jesús llegaron momentos cruciales. El arresto de Juan lo fue especialmente. No sabemos a ciencia cierta qué relación les unía pero el hecho es que ambos bautizaban en Judea. Sin embargo, a partir del arresto de Juan, Jesús marchó a Galilea y allí inició su vida de predicación itinerante.

Allí, según Marcos,  encontró a sus primeros seguidores. Estamos de nuevo frente a un relato de vocación con la particularidad de que éste de hoy contradice al que Juan nos contaba la semana pasada. En cualquier caso, lo decisivo es que algo va a cambiar en la vida de los protagonistas. También en la de Jesús porque él parecía tenerlo ya claro pero los acontecimientos le hacen dejarlo todo para tomar una nueva dirección. Existen en toda vida momentos de crisis, encrucijadas en las que hay que fijar rumbos nuevos. En el caso que nos ocupa, además, la conmoción responde a la cercanía del reino de Dios; no es una simple concatenación de circunstancias. Jesús llama a aceptar esa buena noticia de una forma personal y creativa que lleve a un cambio fundamental pero no definitivo porque nadie alcanza la meta con un único paso. La llamada es a mantenerse siempre alerta y a la expectativa; sin acomodarse en ningún sitio: es llamada a ser nómadas permanentes, a no  dejar que nada se convierta en costumbre y a estar siempre abiertos y atentos para acoger la irrupción sorpresiva de Dios en nuestra vida.

Estar siempre en camino es la vocación común a todos, sin aferrarnos a nuestra propia idea o imagen de Dios o del Reino. El salmo refleja bien esta actitud de permanente escucha que no da nada por sentado. Es la intuición que Pablo expone ante los corintios: todo continuará igual, pero todo será diferente. Es la actitud de cada uno la que debe transformarse para amoldarse a la realidad. El Reino no es un añadido, algo que se imponga sobre el mundo para transformarlo a su imagen; es la vivencia nueva de lo cotidiano; es el descubrimiento de los ninivitas: todo se transfigura cuando se mira desde los ojos de Dios y no podemos ya seguir siendo los de antes; es la comprobación de que la realidad se nos impone como a los demás pero podemos vivirla de forma confiada y creativa, sin dejar que nos consuma y aportando recursos e iniciativas que propicien un desenlace acorde a la dignidad de todos. Con los ojos de Dios se percibe lo nuevo en cada paisaje. Lo ya germinado está por desarrollarse. Nada está ya concedido a perpetuidad y lo que ayer pudo tener sentido no debe mantenerse por una lealtad mal entendida que lo petrifique sin dejarlo fructificar hoy. Jesús se mantuvo siempre atento y ante la crisis cambió su táctica y reunió una comunidad en la que la implicación personal era decisiva. El Reino no avasalla; crece donde es acogido. Y sólo puede acogerse aceptando la realidad que vemos como el tránsito hacia otra nueva en la que todo será, si consentimos, igual pero diferente.

 

Igual pero diferente

 

 

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