sábado, 6 de febrero de 2021

NO VA A SER SUERTE. Domingo V Ordinario.

07/02/2021

No va a ser suerte

Domingo V T.O.

 Job 7, 1-4. 6-7.

Sal 146, 1-6.

1 Cor 9, 16-19. 22-23.

Mc 1, 29-39.

Si quieres ver las lecturas pincha aquí 

Para nosotros Job es un hombre probado en su fe. Visto así suena hasta bonito; piadoso, cuando menos. Pero a ojos de sus vecinos era un hombre maldito, culpable de algún pecado secreto y poseído por algún demonio para atormentarle en castigo a su falta. La vida se le hace insoportable; las noches interminables y los días insufribles, sin esperanza alguna y completamente improductivos, sin herencia que dejar a nadie. Ya no confía en volver a conocer la felicidad y cuando muera nada más que el olvido descenderá sobre él. El demonio que le ha herido trataba de tú a tú con el mismo Dios y también los demonios a los que Jesús expulsa en Galilea le conocen, pero él les manda callar. Jesús cura a cuantos le presentan, a los enfermos, a los endemoniados y a la suegra de Pedro. Este de la suegra parece ser el relato tipo: se acerca, la toca y la incorpora; y este debió ser el mecanismo: acercarse, tocar y levantar. Acercarse lo suficiente para tocar, para palpar el dolor y sacar al paciente dejando atrás la situación que le robaba la dignidad. Porque tanto enfermos como endemoniados eran seres indignos. Sostenidos por la caridad de sus amigos y familiares, pero escondidos de los demás. Sólo los sacaban para que algún sanador probase suerte.

Pero lo de Jesús no va a ser suerte.  Él está seguro de que su método funciona y lo emplea allí donde es necesario. Ya sea según esta variante esquemática de Marcos o añadiendo gestos, símbolos y palabras como vemos que otros evangelistas lo presentan. Para sanar hay que levantar y sólo es posible ese alzamiento si el médico va con el enfermo. Y se sana a la gente para que se reincorporen a la vida de la comunidad; sirviendo, porque ese es el trabajo de cualquier cristiano, hombre o mujer: servir a los demás. Y Marcos nos aclara aún dos cosas: primera, que Jesús se pasaba las madrugadas a solas con el Padre, de quien debió aprender este método y, segunda, que no se lo reserva para unos pocos sino que se va a ponerlo en práctica por toda Galilea. Parece ser que ha encontrado su camino.

También Pablo encontró el suyo y lo vivió con la fogosidad que le caracteriza. Donde Job se quejaba de no encontrar sentido ni recibir paga alguna él se encuentra realizado al predicar gratuitamente, sin atarse a nadie y sintiéndose libre para acercarse a todos y compartir sus vidas como uno más y en esto halla el salario de ser él mismo evangelio, anuncio y encarnación de la liberación que llega, que acompaña y levanta sin dejar de la mano a nadie. Es testigo del canto del salmista. Él mismo puede entonarlo en primera persona.

Es imposible no relacionar estas lecturas  con la situación actual. Donde otros ven en la pandemia ocasión de buscar rédito económico, electoral o estético y donde algunos Jobs se quedan, de momento, paralizados buscando el sentido y no saben preguntar más allá del por qué hay también Pablos y Jesuses que encuentran la inspiración para acompañar y levantar, para recordar que sanar no es sólo curar físicamente, para no dejar caer la mano de nadie, para no olvidar a los que esperan y a los que se quedan, para no arriesgar gratuitamente, para seguir con su trabajo por insignificante que parezca… Y encuentran también motivos para cantar y agradecer porque saben que ni su resistencia ni sus milagros son cosa de la suerte.

No va  a ser suerte

 

 

 

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