sábado, 16 de julio de 2022

TAL COMO ERA. Domingo XVI Ordinario

 17/07/2022

Tal como era.

Domingo XVI Ordinario.

Gn 18, 1-10a

Sal 14, 2-4ab.5

Col 1, 24-28

Lc 10, 38-42

Si quieres ver las lecturas, pincha aquí.

Tal como nos recuerda el pasaje del Génesis, para la tradición beduina de la época patriarcal era sumamente importante la acogida a los viajeros y a los peregrinos. Abraham mantiene la costumbre y el visitante le promete un descendiente para el próximo año. Mantener la usanza le asegura la bendición divina. En un cambio de perspectiva, el salmista nos presenta como peregrinos que aspiramos a hospedarnos en la tienda del Señor. En este caso, nuestra acogida está condicionada por haber practicado la justicia y se la define con claridad. Lucas vuelve a hablarnos de la acogida del visitante, pero ahora lo importante no parece tanto agasajarle con atenciones sino estar atento a sus palabras. Jesús no necesita que se cumplan con él los formalismos propios de otras épocas. Al contrario, busca llegar a hospedarse en lo más profundo de cada uno. Sin embargo, sabe que cada uno somos como somos y que hay quien necesita centrarse en lo concreto para poder recibirlo. Hay quien se pasaría el día escuchando y hay quien necesita volcarse en la actividad.

El mismo Jesús nos dejó ya dicho que a él se le reconocía en los demás. Por eso, no tiene mucho sentido aquella interpretación que ve en este evangelio el fundamento para la  distinción entre contemplativos y activos. Pongamos que al aplicar esta página a nuestra realidad cotidiana, lo que podemos ver en esta página son las dos maneras posibles de encontrarse con Jesús atendiendo a los demás. Hay en nuestros días quienes necesitan ser escuchados y quienes necesitan ser alimentados. En esta sociedad hiperconectada crece cada día el número de personas que no tienen quien las escuche, crece la necesidad de encajar y crear lazos; por otro lado, esta misma sociedad crea márgenes donde acaban los que son desechados o los que llegan desde fuera convencidos, por esa misma hiperconexión, de que esto es un paraíso. Lo importante es no hacer las cosas queriendo estar pendiente de todo porque eso crea agitación e inquietud. Hay que centrarse en quien tienes enfrente y darle aquello que necesite. Ya sea escuchar o alimentar, o ambas cosas. De lo que se trata es de asumir un papel activo y apropiarse de la responsabilidad que el autor de la carta a los Colosenses pone en labios de Pablo: Se siente llamado a llevar a plenitud la palabra de Dios.

Jesús inició la salvación, pero no la completó, tal como podemos ver asomándonos a la ventana, o al pasillo. Sufrir no es un método, es la consecuencia de una preocupación sincera que se traduce en obras. Jesús no fue omnipotente. Dios tampoco lo es, por lo menos, tal como nosotros lo pensamos. Su única omnipotencia está en el amor. Es ese amor suyo el que lo puede todo. Dios es amor; es kénosis constante que no deja de salir de sí para ir hacia los demás, renunciando a una forma de ser dios que no es la suya, por mucho que a veces así lo hayamos pensado. Una vez encarnado sigue siendo kénosis y a todos nos llama a ser, tal como él es, kenóticos. Santos son, según la carta, quienes conocen la gloria de Cristo. Pero conocer tiene un valor experiencial. Santos son quienes son perfectos en Cristo; quienes, con su ayuda y confiando en él, actúan como actuaba él. Quienes acogen como él mismo acogía, es decir, escuchando y/o alimentando. De lo que se trata es de ser como Jesús era, no de intentar reconocerlo de una forma u otra mientras discutimos cuál es la mejor.


Tal como era


Un abrazo para David y familia y para Begoña, Iñaki y familia...

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