viernes, 2 de diciembre de 2022

DANDO VIDA A LA PROMESA. Domingo II Adviento

 04/12/2022

Dando vida a la Promesa

Domingo II Adviento

Is 11, 1-10

Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17

Rm 15, 4-9

Mt 3, 1-12

Si quieres ver las lecturas pincha aquí

Con la de vueltas que ha dado la vida hemos ido a terminar en la misma posición que Juan Bautista: gritando que ha de venir pronto quien le dé la vuelta a todo. Sin embargo, existen diferencias entre él y nosotros, o algunos de nosotros, claro. Él viene del desierto; nosotros, o tal vez solo algunos, nos sentimos expulsados al desierto y añoramos las posiciones perdidas. Él se apartó del mundo voluntariamente y en el silencio y la soledad descubrió qué gritar; nosotros, al menos algunos, no aceptamos que ya no se entienda lo que decimos y nos empeñamos en gritar la urgencia de que retorne aquello que ya nadie más comprende. Él vivía en la austeridad propia de los nómadas; nosotros, sobre todo esos otros, no queremos renunciar a nada y cargamos propiedades y patrimonios mientras reivindicamos que todos admiren la foto fija que presentamos como tarjeta. Él era un profeta que no temía denunciar la injusticia, fruto de la impiedad, con nombres y apellidos; nosotros, casi todos, disculpamos demasiadas cosas. Él miraba siempre al futuro; nosotros, al pasado; porque, todos, esperamos que Jesús vuelva y confirme nuestras posiciones; colocamos el hacha al pie de otros árboles.

Hoy parece ser Pablo quien lo resume todo mejor: que Dios nos conceda estar de acuerdo entre nosotros, según Jesucristo. Menos mal que subraya esto último. No vale cualquier opinión, ni cualquier actitud. Debemos ponernos de acuerdo según el criterio de Jesús el Cristo; según él nos mostró en su vida humana; según lo que pudimos ver y lo que podemos leer en las Escrituras, que están escritas para que mantengamos la esperanza. Acojamos a todos y acojámonos mutuamente como él hacía: con la aceptación personal a cada uno, pero con la exigencia de vivir de forma que el Reino crezca y se extienda a partir de la semilla que él plantó. Ese será el cumplimiento definitivo de las Promesas. De ese modo se actualizarán las visiones de Isaías y será, por fin, realidad la justicia para los pobres. Es evidente que la esperanza debe mantenerse en la adversidad. Aquí mismo lo hemos dicho muchas veces, pero también es verdad que debe preservarse de cualquier decadencia. No cualquier esperanza puede casarse, sin más, con esta de la que habla Pablo. Él se sitúa en la misma línea que la expectativa expresada por el salmista, que producirá los frutos expuestos por Isaías en la misma medida en que se intente sinceramente hacerla realidad en la vida de cada persona para todas las demás.

El futuro irá llegando conforme se vaya viviendo en el presente. Juan habla de un futuro que llegará; Pablo del futuro que vamos construyendo a imagen del iniciado ya en Jesús. Juan es la conclusión de la Antigua Alianza; Pablo el inicio de la Nueva. Jesús es el gozne que lo articula todo y da sentido a la Promesa. Inicia su cumplimiento para dejarla en nuestras manos. Podemos elegir entre vivir desde la espera penitencial de Juan o desde el descubrimiento de la inauguración gozosa que se dio ya en Jesús tal como lo narra Pablo. Que nuestros desiertos sean, como el de Juan, lugares de austeridad real en los que nos desprendamos de todo eso que nos va lastrando y nos impide afrontar la vida desde el descubrimiento paulino de haber encontrado la esperanza latente ya en nosotros que pugna por liberarse y florecer.


Dando vida a la Promesa



3 comentarios:

  1. Sí, y en el dolor...conservar...latente, perdurable...en el Interior

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    1. Conservarlo siempre... y dejarlo volcarse hacia el exterior.
      Gracias.

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  2. Cuidarlo en cualquier situación...

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