martes, 27 de diciembre de 2022

SANTOS INOCENTES

 28/12/2022

Santos Inocentes

1 Jn 1, 5 - 2, 2

Sal 123, 2-5. 7b-8

Mt 2, 13-18

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Pese a la costumbre, el día de hoy debería estar dedicado a un asunto serio. Celebramos la memoria litúrgica, que no siempre coincide con la histórica, de un oscuro episodio. Por un lado, parece evidente que Mateo presenta este episodio para mostrar que Jesús cumple ciertas profecías que algunos sectores judíos tenían por ciertas con referencia al mesías que había de llegar. Por otro lado, parece encajar con lo que se conoce de Herodes en sus últimos años. No puede afirmarse con rotundidad que sea un hecho probado tal como se nos narra pero está fuera de toda duda que ha sido, durante milenios, un hecho cierto en el devenir de la humanidad. Durante miles de años han existido las víctimas de los desmanes de los poderosos. Son los santos inocentes, que sin culpa alguna penan en esta vida por las consecuencias de la acción de otros, pagando así su provecho.

Aunque ya no estén de moda los términos, y probablemente haya que buscar otros, esta realidad es el resultado de lo que se llama una estructura de pecado. Como nos dice hoy Juan, pese a proclamar nuestra fe en Jesús, vivimos inmersos en la oscuridad cuando pensamos vivir de espaldas al pecado. Vivir en la luz es vivir en la unidad. Pero, muchas veces,  esa unidad parece quedar restringida a los más cercanos. En un mundo globalizado como el nuestro en el que tan solo la economía mueve libremente piezas a un lado y otro de las fronteras la vida se va configurando según una sangrante dualidad: en un lado, quienes consumen; en el otro, quienes producen. Y el capricho y comodidad de aquellos pesa mucho más que el bienestar y el derecho de estos otros.

Los inocentes del evangelio fueron niños asesinados para satisfacer la sed de seguridad de un rey que sintió tambalearse el trono bajo él. Los inocentes de hoy mueren en las guerras que los líderes inician; dejan su vida en interminables y penosos horarios laborales produciendo bienes que nunca disfrutarán; son expulsados o exterminados para apropiarse de sus tierras; sufren explotación física o psíquica para saciar los apetitos nunca satisfechos de quienes están ya hartos de todo; son amontonados en campos o centros de acogida e internamiento; viven arrinconados, privados de los medios y recursos que otros despilfarran; son perseguidos por sus ideas o por sus creencias; son mero objeto electoral que siempre terminan siendo engañados; viven engañando como pueden al hambre, al frío y a la soledad; son contratados para la precariedad y en la inestabilidad; son masacrados por misiles que alguien construyó y luego vendió a otro alguien…

Por todo esto, el día de hoy es un día serio en el que corresponde celebrar la Vida recién nacida. Es decir: corresponde hacer examen de conciencia y repasar nuestra implicación en este sindiós y pasar a formar parte de la ayuda que el Señor quiere enviarles a todos ellos; esa que el salmista celebraba pero que hoy parece no llegar, y no porque Dios no quiera. Hemos de repasar nuestros hábitos de consumo y diseñar estrategias personales y comunitarias que sean capaces de liberarles de esta rueda a la vez que nos liberan a nosotros mismos. Tenemos que depurar ideologías y creencias para que puedan seguir proporcionándonos sentido sin exigir el sacrificio de terceros. Y es importante también idear planes que sean capaces de establecer una cooperación adecuada para restañar tanta herida, devolver dignidades y asegurar derechos y deberes para todos.


Santos inocentes. Capitel del s. XII en la iglesia de Santa Cecilia. Aguilar de Campoo (Palencia)


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