domingo, 4 de abril de 2021

UN DÍA SIN MUERTE. Domingo de Pascua.

04/04/2021

Un día sin muerte.

Domingo de Pascua.

Hch 10, 34a. 37-43

Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

Col 3, 1-4

Secuencia

Jn 20, 1-9

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La primera reacción de María es pensar que han robado el cadáver. Es lo normal ¿Qué más podía pensar? La vida nos toma al asalto, sin preguntarnos nada y no siempre es fácil conservar la cabeza fría. Tampoco la carga emocional ayuda siempre, como no le ayudó a ella en aquél momento. Frente a lo que ves es preciso echar mano de tu propia experiencia; recordar lo vivido y descubrir que en ti existe un espacio que has creado para acoger la realidad amorosa que continuamente te crea y te convoca a la vida. Es un espacio vacío porque no está saturado por tu ego, pero es también ese espacio lleno de Dios en el que todo y todos tienen cabida. Aunque, tal como los discípulos no entendieron, tampoco tú lo entiendas, todo lo vivido junto a Jesús, si es verdadero, anida en ese espacio que tú vas vaciando y que continúa creciendo según tú lo desalojas de ti. De tus proyectos, de tus ideas, de tus teorías, de tus gustos, de tus opciones, de tus temores, de tus prudencias… Según lo vas abriendo a la vida que siempre te revela un Dios tan distinto a ése ya tan sabido. Así es, aunque no lo adviertas, o aunque no entiendas lo que te encuentras, hasta que algo ocurre que te hace comprenderlo todo. Esto les pasó a aquellos hombres y mujeres.

Toda la fe que tengamos, mucha o poca, toda nuestra confianza en Dios, se basa en nuestra experiencia y encuentro con Jesús. Y se simboliza con el espacio vacío que en el que sólo quedan el sudario y la mortaja de la persona que fuimos. La resurrección surge desde el interior. Cada año queremos resucitar con Jesús y dejar atrás mortajas de las que vamos consiguiendo liberarnos. Cada día podemos también resucitar haciendo el bien, curando al pasar a todos los oprimidos por el diablo. Nuestra propia resurrección es agente liberador porque la vida es incontenible y no se limita a nuestra perspectiva, tan parcial. Nuestra liberación y la que empujamos en los demás van conformando una realidad diferente, un mundo mejor que va pareciéndose cada vez más al sueño de Dios: un mundo sin muerte. Para nosotros valdría un día. Un día sin muerte en el mundo; imagínatelo. En él estamos. La muerte ha sido hoy vencida y su imperio comienza a decaer. Un día tras otro podremos ir derrotándola si nos empeñamos en que sea la vida la condición de todos sin excepción.

La resurrección es también promesa para todos de que nadie, ni nada, está llamado a la desaparición. Todo fue creado para la vida. Frente al horror y la desesperación de muchos, nosotros mantenemos la convicción de estar citados para una continuación más allá de esa puerta misteriosa, sea como sea y sea lo que sea. La muerte no tiene la última palabra. Pase lo que pase, “vivirás”, nos dice Jesús. La tumba vacía es un símbolo; no es una prueba porque podrían ser varios los motivos de ese vacío. Es un símbolo que muestra cuanto espacio puedes ofrecer para que Dios sople en ti su Espíritu y suene su música en tu obrar. Resurrección es también el hueco que deja quien se va porque ese espacio es invitación a ser vivido desde el amor que nos dejó, volcándolo hacia los demás y no como mera ausencia desesperada. Por mucho pavor que le dé a nuestra racionalidad occidental, el vacío es capacidad y posibilidad. Es amor que nos llena.

 

Un día sin muerte [Fotograma de "Risen" (Resucitado), de Kevin Reynolds (2015)]


 

 

1 comentario:

  1. Gracias. Qué bonito! Resurrección es el hueco lleno de amor que deja el que se va . para vivir desde el AMOR.
    Vacío es capacidad y posibilidad. Amor que nos llena.
    Gracias Gracias Gracias.

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