miércoles, 19 de abril de 2017

A modo de presentación

Dicen que es necesario repetir algo, al menos, 21 veces para que se convierta en una costumbre... tal vez. 
El caso es que desde hace un par de años comparto espontáneamente reflexiones sobre las lecturas litúrgicas del día en un grupo de WhatsApp y desde que comenzó este año litúrgico me propuse hacerlo regularmente. Desde el primer domingo de Adviento he ido compartiendo estas reflexiones con este grupo de amigos. Así, Adviento, Navidad, Ordinario, Cuaresma y lo que llevamos de Pascua han sumado ya 25 reflexiones compartidas en este año. 
En todas ellas ha tenido mucho que ver eso que llamamos providencia y que no sabemos explicar muy bien, pero que está siempre cerca, cuidándonos desde la intimidad. Así ocurre con los lirios del campo, de quienes Jesús decía que eran vestidos con más esplendor que Salomón (Cf. Lc 12, 27; Mt 6, 29). Así ocurre también con estos textos. Son míos porque los escribo yo y me hago plenamente responsable de ellos, pero algo de providencial comunión hay en ellos. 
Los ofrezco abiertamente cediendo a la insistencia de quienes me dicen que merecen ser leídos por círculos más amplios. La llegada de la Pascua me parece un buen momento para aventar esta comunión y que la providencia decida también quien los recoja. 
La intención es ir publicando reflexiones a esas cartas que cada domingo nos llegan en forma de lecturas y que a veces dejamos pasar sin prestarles mucha atención. Dedicarles esta atención es mi empeño personal y compartir la reflexión que surja de ellas es un pequeño movimiento que busca colaborar en la construcción de la unidad y la fraternidad.
Nos vemos.

2 comentarios:

  1. Es una alegría que publiques estas palabras que nacen desde el " silencio del nacer"...

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    1. Gracias Javier. No podemos guardarnos lo que el Padre nos da. Gratis lo recibisteis dadlo gratis. Sigue con ello.

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