sábado, 21 de marzo de 2020

NO ESTÁS NUNCA DISTANTE. Domingo IV Cuaresma


22/03/2020
No está nunca distante
Domingo IV Cuaresma                                     Para ver las lecturas pincha aquí
1 Sam 16, 1b. 6-7. 10-13a
Sal 22, 1-6
Ef 5, 8-14
Jn 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38
-Tú no ves lo mismo que nosotros. Estás ciego y tu desgracia es el castigo por tu pecado, o por el de tus padres. Nosotros conocemos y cumplimos la Ley. Todo está reflejado en sus palabras y ellas son testimonio nuestro ante Dios, pues las cumplimos sin excepción alguna, sin olvidar un punto, sin saltar ni un día de celebración, sin excusar el más mínimo gesto en el cumplimiento de cada norma. Tú, en cambio, eres incapaz de ver y sufres ya aquí el adelanto de tu castigo eterno: no verás nunca el rostro de Dios.
-Es cierto que yo no veía antes tal como vosotros veis ahora. Viví en la ceguera, pero no en la oscuridad como vosotros. Aun sin ver podía percibir con claridad el corazón de quienes pasaban a mi lado. El amor de unos pocos, la indiferencia de la mayoría y vuestro desprecio. Ese es el mirar de Dios, que tiene entrañas de madre y cuida siempre de quienes vosotros olvidáis. Y sigo sin ver como vosotros, porque mi visión de antes se ha amplificado, se ha revelado cierta y se ha extendido para percibir no solo el interior, sino también el exterior. Ahora veo como vosotros, pero no sólo lo que vosotros veis ni como vosotros lo veis. Veo con los ojos de Dios, con el mismo amor que él mira al mundo: con su Espíritu que me acompaña desde que me devolvió  la vista.
-¿Quién?
-Jesús el Cristo, el profeta que me hizo comprender que pese a ser despreciado por vosotros soy amado por Dios, como David, el cristo, fue preferido por él a pesar de ser el último entre sus hermanos. Nadie pensó que él pudiera cumplir la profecía, pero el mirar de Dios es siempre diferente. Como lo es el mío ahora. Por eso sé que ese hombre era el profeta. Por eso creo en él como Hijo del hombre, porque verlo a él es ver a Dios siendo hombre. Él me ha levantado de entre muertos como vosotros y me ha hecho ser verdaderamente hombre, semejante a Dios. Soy quien camina en la luz con la intención de hacer que su imagen en mí sea cada día más cercana al original. Soy un liberado que alza el vuelo. Vuestro dominio es cada día más tenebroso porque os empeñáis en buscar vuestro beneficio escudándoos en el cumplimiento de una Ley que fue escrita para liberar a nuestros padres. Sin embargo, el Espíritu que vive en ella y al que vosotros os cerráis es el mismo que nos lleva a muchos a ir más allá de esas palabras. A independizarnos y dejar vuestro infantilismo interesado. 
-Eso es blasfemia, mereces ser expulsado de nuestra comunidad.
-Sería solo la confirmación de una realidad. El Señor es un pastor, como David, el cristo, y nos conduce a través de un mundo siempre cambiante que busca nuevas formas de acercarse a Dios y que ya no sabe leerlo en vuestra Ley. En realidad, tampoco vosotros supisteis leer en ella nada más que a vosotros mismos. Os empeñáis en cumplir la norma incluso en estos días porque sin ella vuestra vida carece de sentido. Os empeñáis en que todos aprendan vuestro idioma porque decís que es el único adecuado. Pero Dios habla todas las lenguas y conoce cada corazón. Jesús el Cristo, su enviado, es como una piscina en la que sumergirte y de la que renacer. Pero hay que querer limpiarse, hay que dejar que él señale y embadurne tu limitación, recreándote, y confiar en que, aun ausente, no está nunca distante.  

No estás nunca distante

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