sábado, 16 de marzo de 2024

CON EL MAESTRO. Domingo V Cuaresma

17/03/2024

Con el maestro.

Domingo V Cuaresma.

Jer 31, 31-34

Sal 50, 3-4. 12-15

Heb 5, 7-9

Jn 12, 20-33

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Que en la pedagogía divina ha habido etapas diferentes ha sido una de las grandes afirmaciones de las mujeres y hombres de fe de todos los tiempos. Jeremías nos habla hoy de uno de esos cambios de perspectiva. Dios busca el modo de presentarse que asegure ser mejor comprendido de lo que lo ha sido hasta ahora. Recuerda la antigua alianza, cuando se presentó como el libertador que cogió la mano de sus gentes para sacarlas de Egipto. Pero ese pueblo no captó bien el mensaje. Por eso, Dios va a cambiar de estrategia. Es un buen maestro. A partir de este momento, la clave será el perdón. Dios se da a conocer desde el corazón de cada persona. Colocará allí la ley. De este modo, nadie necesitará consultar tablas o recurrir a expertos. El criterio divino vivirá en ellos. Pero la ley no es, sin más, un conjunto de normas a cumplir sino que es un posicionamiento ante la vida. Así, el mundo será conocido con los ojos de Dios y el pueblo podrá cumplir la ley como consecuencia del descubrimiento fundamental de que Dios le ama, le ha perdonado cualquier crimen y olvidado todos sus pecados. Ya no hay que evitar sanciones sino vivir como Dios mismo viviría entre nosotros; del modo en el que espera que todos vivamos siendo un único pueblo: Israel y Judá reunidos.

Pero aunque es cierto que por las palabras del salmista podemos pensar que el pueblo comprende bien la intención de Dios, requiere, como todos los alumnos, sus propios tiempos y nunca nada es sencillo. Todos saben ya cómo quiere Dios que vivan pero está claro que son los otros, los que no son de mi grupo, de mi cofradía, de mi iglesia, de mi religión, los que no creen… los que no entienden nada e imposibilitan esta unidad. Según Juan “unos griegos” quieren conocer a Jesús tras su entrada en Jerusalén. Y éste les acepta diciéndoles que la clave del asunto está en no amarse tanto a sí mismo como para encerrarse e imposibilitarse amar a los demás. Es un apretadísimo resumen de la actitud del discípulo: hay que salir al mundo y recordarles a todos ese foco divino que llevan en su interior. Es muy posible que esto traiga consecuencias para el discípulo pero con ello se glorificará el nombre del Padre. Es decir, se hará real, pues entre los seres humanos Dios será; estará verdaderamente presente. Y Dios mismo lo afirma para que todos puedan oírlo. Juan, que no ha contado el episodio de la transfiguración, coloca aquí la voz de Dios confirmando en público la intención de Jesús y pueden escucharla no solo los miembros del pueblo, sino también esos extranjeros que quieren unirse a Jesús.

Unos años más tarde, el autor de la carta a los hebreos recordará que a pesar del sufrimiento que esta salida al mundo pueda causar Dios escucha siempre. No abandona a quienes no se guardan nada para sí. Pero hay que tener el alma abierta: este mundo no es lo único. La piedad filial de sintonizarse con la ley inscrita, con la luz interior, hizo a Jesús alcanzar la consumación, que puede entenderse como final, pero también como perfección. Jesús fue perfecto porque sin dejar de ser él mismo se identificó del todo con todo lo que existe, con Dios y con los demás, y se dejó alcanzar por todo y por todos. El juicio del mundo es, para cada uno, dejarse alcanzar como él se dejó. Y se convirtió en salvador porque atrae a todos hacia él y reveló que todos podemos ser salvadores porque donde esté el maestro estará su servidor.   

 

Con el maestro (Escena de "The Chosen")


 

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