domingo, 17 de diciembre de 2017

CREATIVOS SIN FRONTERAS. Domingo III Adviento



17/12/2017

Creativos sin fronteras

Domingo III Adviento

Is 61, 1-2a. 10-11

Lc 1, 46-50. 53-54

1 Tes 5, 16-24

Jn 1, 6-8. 19-28

“En medio de vosotros está uno a quien no conocéis”. Esperamos a aquél que está ya entre nosotros. No sólo entre nosotros, sino en nosotros, habitando en nuestro interior, morando en ese rincón donde vamos aprendiendo a mirar de vez en cuando, pero tan desconocido aún.  Seguimos alimentando la espera de aquello que pueda remedir el caos que vemos a nuestro alrededor: El mesías debe darnos la razón y restaurar el orden, reconstruir lo correcto, creemos; el sentido de nuestra vida depende de ello.

Sin embargo, descubrimos que Dios es siempre extraordinario e incontenible. Algo nuevo ha prendido ya en el rescoldo de nuestra alma y la llama va creciendo. La luz nos descubre al huésped, pero también nos descubre a nosotros mismos de un modo nuevo: unidos a él. Así descubrimos en nosotros el don de la profecía y somos capaces de examinarlo todo para quedarnos con lo bueno. Nada será ya como fue pero nuestra alegría está en que en lo nuevo encontramos el rostro de Dios que no deja de sorprendernos. La esperanza se enraíza en esta dicha compartida; entre todos encontraremos el camino que haya de servir para este mundo nuevo. Entre todos, nosotros y quienes pensamos que han dado ya la espalda a todo. Somos nosotros quienes debemos salir a su encuentro. Sólo quien aprende idiomas nuevos puede comunicarse con quien ya no entiende lo antiguo. Salir, buscar, inventar, crear… Sólo los creativos se parecen a Dios. En esta búsqueda conjunta todos descubriremos un sentido nuevo que reoriente nuestra vida; nosotros, los desesperanzados y ellos, los desesperados, redescubriremos que las promesas de Dios se cumplen en cuanto nos despojamos de nuestras expectativas sobre ellas. La fidelidad de Dios es eterna pero nos cuesta aceptarla en su desbordante novedad.

Isabel reconoció la promesa en María porque ella portaba también su propia gravidez y fue ésta la que se conmovió en su seno. Nosotros llevamos la semilla que nos permitirá reconocer a ese que no conocemos aún justo en medio de este mundo que se nos antoja inhabitable. El contenido de la promesa es la felicidad del ser humano, en especial de los pequeños y abandonados y de quienes se hacen como ellos. Cautivos, ciegos, hambrientos… todos se benefician del jubileo del Señor. No hay otra verdad más allá de la liberación y de la reparación de todos los males que tan sólo él puede obrar a través nuestro cuando nos avenimos a escucharle y a cooperar con los demás. Pese a todo, pues, este mundo merece la pena. En él, Dios se hizo carne, humanidad, historia y es este mundo el que hemos de mejorar. El mundo nuevo es un lugar que va avanzando hacia su plenitud, pero no es un lugar extraño. Es un mundo otro, el mismo pero diferente, el mismo pero en movimiento, ajeno a cualquier frontera, el mismo pero abierto al dinamismo divino que todo lo transforma y que todo lo hace nuevo, sin que quede nada de lo pasado. El Espíritu es un viento inquieto, continuamente suscita vida por doquier. Es divinamente incontenible. En el cambio está la vida. Nada es como fue ni cómo será pero en todo permanece el amor; es el único idioma universal. 

Creativos sin fronteras
 Con cariño para todos los que participasteis en la oración del jueves pasado.
 Gracias por ser fuente de inspiriación

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