sábado, 30 de septiembre de 2023

COMUNIDAD. Domingo XXVI Ordinario

 01/10/2023

Comunidad.

Domingo XXVI T.O.

Ez 18, 25-28

Sal 24, 4bc-5. 6-7. 8-9

Flp 2, 1-11

Mt 21, 28-32

Si quieres ver las lecturas pincha aquí

Encontramos hoy una importante novedad. Mateo afirma que es el hermano mayor quien comienza desobedeciendo pero termina haciendo caso al padre, mientras que el menor defrauda totalmente las expectativas puestas en él. En la tradición bíblica era una constante que el hijo menor fuese preferido sobre el mayor y terminase heredando del padre la vocación y el favor de Dios. Así ocurrió, por ejemplo, en las historias patriarcales. El propio Jesús habla siempre a favor de los pequeños. Excepto aquí. Aquí, el hermano pequeño hace presentes a quienes se creen preferidos. La imagen bíblica nos sirve para poner cara a quienes piensan estar más cerca de Dios por cualquier causa; se identifican con los hijos pequeños porque son cumplidores y guardan las formas. Sin embargo, ese afán cumplidor les aleja del verdadero mandato: “Ve a la viña, sal de casa, deja la comodidad de lo conocido; hay mucho que hacer allí afuera”. El hijo mayor no guarda las formas y es posible que su práctica cotidiana se encuentre muy alejada de lo que el padre quisiera para él, pero a la hora de la verdad le cuesta menos ponerse en camino. Su desapego de lo correcto le facilita alejarse de lo ya trillado para llegar a la viña. Son imagen de quienes públicamente incumplen la Ley y se colocan al margen de la corrección política. Pero estando allí abren el oído a las palabras del padre y se vuelven hacia los demás. Publicanos y prostitutas eran notorios pecadores y su destino estaba claro para todos. Jesús, en cambio, los coloca por delante de los demás.

Pablo recuerda que estamos unidos en un mismo Espíritu y que nuestra vida debería ser, como fue la de Cristo Jesús, compasiva para con todos. Él renunció a presentarse exigiendo derechos que esos hijos que se creen pequeños y favoritos le hubiesen reconocido con gusto. Se acercó a todos y a todos les dijo lo mismo. Ese Espíritu que nos une nos movilizará, si le dejamos, para inaugurar una nueva forma de relación entre todos: la compasión; la unión en un mismo amor y sentir. Si de alguno pensamos que es malvado confiemos en que puede siempre, como dice Ezequiel, volverse hacia el Señor, practicar el derecho y la justicia y vivir. Ya no existe el mérito sino la acogida. La comunidad es el lugar donde el milagro es posible porque en su seno se viven las relaciones capaces de confrontar a cada uno consigo mismo y hacerle ver su realidad. La comunidad nos hace humildes, realistas, pero no nos juzga ni condena; nos ayuda a ser en plenitud lo que somos y aún no conocemos. El padre de la parábola envía a sus hijos de uno en uno, porque las opciones son siempre personales, pero Jesús enviaba siempre en grupo, en pareja como mínimo, en comunidad. Comunidad de personas humildes, realistas y amorosas que saben rezar juntas el salmo de hoy pensando en cada una de ellas a la vez que pidiendo por todos con quienes se encuentren en el camino. En esa comunidad la primera faena no es alabar al Señor sino posibilitar que cada miembro pueda sanar de sus dolores y descubrir sus errores y superarlos para ir acercándose cada vez más al verdadero hijo menor que lleva dentro. La alabanza que surja de esa transformación es la auténtica alabanza. El trasvase de ese clima al exterior y la acogida de quienes van llegando es la labor que se le encarga a la comunidad y en esa labor se transforma a sí misma y a todo lo demás para hacer cada vez más presente al Reino de Dios.


Comunidad (Centro de acogida de menores "EL Verdader" - Valencia)


No hay comentarios:

Publicar un comentario