sábado, 19 de abril de 2025

DESPIERTA Y LEVANTA. Sábado Santo

19/04/2025 – Sábado Santo

Despierta y levanta

Jer 20, 7-18 Jeremías 20:7-18 LBLA - Lamento del profeta - Me persuadiste, - Bible Gateway

Una antigua homilía https://www.vatican.va/spirit/documents/spirit_20010414_omelia-sabato-santo_sp.html

En el día de hoy no hay celebraciones. Estos son los textos que la Iglesia propone en su oficio de lectura. En el día de hoy todo se detiene porque Dios ha muerto. “El rey duerme”, comienza diciendo la antigua homilía. Decir que Dios ha muerto suena fuerte, pero es gráficamente inmejorable. Y conecta mucho mejor con la sensibilidad de nuestros días. La muerte es lo contrario a la vida y Dios es la Vida. Lo opuesto a Dios será entonces la muerte, pero no esta muerte que conocemos. Esta es solo un tránsito. No podemos ir más allá y nos quedamos en la puerta dándole al todo el nombre de la parte. La muerte verdadera es la separación absoluta de Dios.

El profeta Jeremías comienza recordando su vocación. Fue un impulso irresistible, pero ese ímpetu no ha venido a traerle más que oprobio y pesar. Preferiría no hablar pero tiene en él una  energía incontenible que no le deja callar. Recuerda cómo Dios ha auxiliado a otros y pide por sí mismo pero, mientras tanto, llega a maldecir el día en que nació. Su experiencia es más cercana a la de la muerte pues vive el desamparo absoluto en medio de la persecución.

La homilía patrística recoge la tradición que afirma que Jesús bajó a los infiernos a liberar a Adán que estaba allí confinado. Jesús atravesó los dinteles de la muerte para encontrarse con todos los que no habían podido oír su predicación y anunciarles a todos la misma buena noticia que había proclamado ya en vida. A Adán, a todo el género humano, le dice: “Despierta tú que duermes (…) levántate de entre los muertos” y directamente le lleva a sentarse en el trono. No queda ya pena ni congoja; no afloran más lágrimas que enjugar.

También a nosotros nos dice hoy Jesús que despertemos. Este día de silencio puede ser dedicado a revisar actitudes de muerte que nos alejan de Dios, de la vida, o que alejan a otros. Existe un mundo crucificado, veíamos ayer y, por lo tanto, sumido en el infierno. Somos, como Jeremías, convocados para hablar y no callar. Seguramente esto nos traerá desventuras y podremos desear la muerte como el propio profeta. Sin embargo, Jesús está siempre atento para acompañarnos en nuestro propio infierno. De su mano podremos bajar al infierno de otros para avivarles y gritarles que despierten. “Despierta tú que duermes” es el deseo universal de Dios para todos. “Levántate de entre los muertos” es la voluntad de Dios que quiere que todos tengamos vida; que no quedemos apresados por nuestros propios demonios y nos pongamos en pie con la dignidad de los hijos de Dios.

Del infierno no se escapa. Se sale de él sobre el propio pie y de la mano de Jesús o de quien en su nombre se empeña en sacarnos de él. Se vuelve a la vida acompañado de otro o de otros y acompañando a otros. No es una aventura solitaria ni en beneficio propio; es singladura comunitaria en la que no sobra nadie y todos son necesarios.

Tiempo de sábado.

Tiempo de silencio.

Tiempo para despertar y ponerse en pie.  

Tiempo de despertar y poner en pie a otros.  

 

 

Pieter Brueghel, el viejo, Descenso de Cristo a los infiernos (1563)







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