domingo, 20 de abril de 2025

OJOS NUEVOS. Domingo de Pascua

20/04/2025 – Domingo de Pascua

Ojos nuevos

Hch 10, 34a. 37-43

Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

Col 3, 1-4

Secuencia

Jn 20, 1-9

Si quieres ver las lecturas pincha aquí 

Comenzamos esta nueva era con un resumen biográfico a la altura de aquel del centurión romano que vio en el Jesús asesinado un hombre justo. En esta ocasión, Pedro afirma de él que “pasó haciendo el bien”. Esta era es nueva porque no existe ya fractura entre lo antiguo y lo actual. Jesús ha resucitado desde lo profundo de la tierra, desde los infiernos. Pero no se ha alzado en solitario. Ha encabezado una auténtica peregrinación desde la profundidad del olvido y la desmemoria hasta el mismísimo trono que Dios prepara para todos. En esta nueva era todo está conectado. Jesús ha pasado pero permanece como elemento de conexión entre todos y todo. Tenemos testigos que pueden afirmar esta verdad. Ya no es una profecía, sino una realidad palpable transmitida por esos testigos. El salmista da gracias a Dios y alaba sus acciones porque ha convertido en fundamental aquello que el mundo había desechado. Todo se inicia de nuevo.

La mañana del primer día de la semana es la clara referencia al comienzo de esa nueva era. Es la recreación de todo lo existente y lo existido. Todo lo nuevo surgirá ya con esta conexión inusitada hasta la fecha. En esa fecha, Magdalena descubre el sepulcro abierto de par en par y corre a pedir ayuda. Pedro y el discípulo amado acuden. Ellos entran; ella queda fuera. Cada uno percibe la realidad a su modo. El insólito hecho no afecta por igual a ninguno de los tres. La conmoción y la necesidad de ver de cada uno de ellos guardan relación, entre otros factores, con la experiencia que tuvieron en vida con Jesús. Del discípulo y de Pedro se dice que al ver creyeron; a María le falta aún el encuentro personal que Juan relata más adelante. Para ellos es suficiente la ausencia del cadáver. María necesita el reencuentro personal. En los próximos días veremos que otros amigos necesitaron otras cosas. Los especialistas hablan de grupos y no de personas. Los relatos pascuales son narraciones de distintas experiencias comunitarias que intentan poner en claro, desde su propia perspectiva e intereses, un mismo descubrimiento. En realidad, eso ahora nos da igual; los grupos están formados por personas.  

A los colosenses se les dice que han resucitado con Cristo. Por esa razón han de aspirar a bienes que no son los terrenos, por todos conocidos. Están ya con Cristo escondidos en Dios pues han encontrado en él el mismo sentido que encontró y guió a Jesús. El sentido de sus vidas no es el que el mundo sigue manifestando. Se han unido a la piedra fundamental y han pasado a ser desechados como ella. Tanto ellos como los tres testigos del episodio joánico de hoy, han despertado; no están ya sujetos a esa realidad en la que lo aparente se toma por verdadero y la certeza pervive mientras dura el estímulo que la provocó. María fue en busca de quien llenó su vida de sentido porque estaba convencida de que el final no podía ser el que había vivido y los dos apóstoles salieron corriendo porque tenían que confirmar lo que sin entender esperaban. Que su buen sentido común les dijese lo contrario no fue freno suficiente. Ese buen sentido habría de acompañarles de aquí en adelante para distinguir lo verdadero de lo fantasioso pero la guía definitiva se encontraba en la nueva visión del mundo, de sí mismos y del resucitado. Todo lo veían con ojos nuevos; despiertos. 

 

¡¡Cristo ha resucitado!!

 

 


 

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