sábado, 1 de noviembre de 2025

LOCOS POR APAPACHAR. Todos los Santos y Fieles Difuntos

 

01/11/2025               Locos por apapachar               02/11/2025

Todos los Santos

Ap 7, 2-4. 9-14

Sal 23, 1-4ab. 5-6

1 Jn 3, 1-3

Mt 5, 1-12

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Fieles Difuntos

Job 19, 23-27ª

Sal 27, 1. 4. 7-9a. 13-14

Rm 5, 5-11

Mt 5, 1-12

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No ha de ser una simple coincidencia el hecho de que en estos dos días se lea el mismo evangelio. Más que de ninguna otra cosa hablamos hoy de la bienaventuranza, de la única; de esa que se desglosa en otras más pequeñas que terminan conduciendo a esta única, a la felicidad definitiva. En un mundo que busca seguridades y que se mueve por apetencias resulta este un mensaje extraño. Sin embargo, la cuestión es que es posible vivir de otro modo y ese modo no nos arroja en brazos del absurdo, sino todo lo contrario. Absurdo sería que los apocalípticos y famosos 144.000 y la muchedumbre que los sigue hubieran blanqueado sus túnicas para nada. Todo el que tiene la esperanza no de alcanzar a Jesús, sino de llegar  ser como él, como dice Juan, sabe que está aún en proceso y la incomodidad con su vida actual no le deja detenerse. Resulta que el evangelio incomoda y frente a ese fastidio puedes cambiar de postura, a ver qué tal, o levantarte del sillón y darle la vuelta a esas cosas en las que puedes intervenir tal como dice el salmo: con manos inocentes y puro corazón.

                Entre salmistas anda el juego, pues para quienes así esperan y por ello viven de cara a los demás existe como motivación fundamental esa misma que el cantor aguarda y le sirve de impulso: ver la bondad del Señor en la tierra de los vivos. No se desprenden de las realidades terrenas, llamémoslas así para entendernos, porque este mundo de aquí abajo importa. Si no importase Dios no se habría hecho carne y es esta carne nuestra, la despreciada por tantos, la que, en palabras de Job, vive cierta en ver a Dios con sus propios ojos. No son despreciables ni su naturaleza ni los padecimientos que tantas veces está obligada a sufrir. La esperanza verdadera, dice Pablo, no defrauda jamás porque su asiento no es una banalidad sino todo lo contrario; es carne concreta y real que se dejó habitar y confió en el Dios que descubría en su interior, que le permitió ser cada vez más y se dejó guiar por él hasta el extremo de dar la vida por todos cuando nadie lo merecía. Solo Dios es capaz de hacer esto, y para hacerlo se hizo carne como nosotros, como si dijera: “Tú también puedes”.

                Los santos que tanto recordamos no fueron seres perfectos sino personas en camino convencidas de que también ellos podían. Nos gusta ponerles aureolas y al final, poco a poco, terminamos por pintarlos siempre en un escalón más elevado. Pero a todas ellas y ellos les gustaba bajar siempre al nivel de los últimos. Recordamos también a nuestros difuntos y nos empeñamos en rezarles mil oraciones y encargarles misas que puedan subsanar sus imperfecciones. En fin… Dedicamos menos tiempo a intentar percibir el lazo que todavía nos une con ellos y con esos santos y santas tan elevadas. Entre todos ellos y nosotros existe una corriente de solidaridad que llamamos comunión de los santos. Si de verdad creemos que Jesús venció a la muerte no hay ya modo de que la vida pueda ser sofocada. Todo cuanto una vez estuvo vivo ha ingresado en la Vida definitiva al cruzar el umbral derrotado. Todo cuanto ahora vive está destinado a esa misma Plenitud y no habrá vida futura alguna que se pierda. Esa corriente que nos une a todos se desborda para hacer reales las bienaventuranzas como un adelanto de la definitiva porque para cada tristeza y persecución hay un consuelo y una promesa. Santos son los reunidos ya con Dios y los locos que viven aquí como si lo hubiesen hecho ya, ajenos a lo que aísla y volcados en quienes necesitan que les apapachen el alma.  

 

Locos por apapachar


 


 

Para todos y todas que no se fueron sino que nos acompañan de un modo nuevo.

 

1 comentario:

  1. Da muchos ánimos esta lectura y tb mucha alegría. Muchísimas gracias Javier. Un abrazo grande

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